Foto de portada: El Hotel Heritance Kandalama, en Sri Lanka, cuenta con la piscina Kachchan, que se funde a la perfección con las aguas del lago Kandalama, un tanque de riego que se cree que fue construido por el rey Saddha Tissa (137-119 a.C.), lo que demuestra cómo se puede llevar a cabo un desarrollo económico meditado sin comprometer el medio ambiente y la conservación del patrimonio. Fotografía: J Priyalal.

La crisis climática: Un reto colectivo

En 2021, casi doscientos países adoptaron el Pacto Climático de Glasgow en la26ª Cumbre de la Conferencia de las Partes (COP26). La COP26 revisó significativamente los compromisos climáticos originales realizados en el histórico Acuerdo de París de 2015, en el que los gobiernos acordaron limitar el aumento de la temperatura global a 1,5C y mantenerla "muy por debajo" de 2,0C por encima de la época preindustrial. Sin embargo, dado que la temperatura media mundial ya está aumentando en torno a 1,1 ºC, es necesario tomar medidas decisivas si el mundo quiere evitar los peligrosos efectos del clima extremo y el aumento del nivel del mar. 

El consenso científico internacional es que las emisiones de gases de efecto invernadero deben reducirse a un nivel lo más cercano posible a cero para el año 2050, es decir, neto. Esto requiere cambios rápidos, profundos y sin precedentes en todos los aspectos de la sociedad tal y como la conocemos hoy. 

La región de Asia y el Pacífico es vital para alcanzar el objetivo de cero emisiones netas cuando alberga a cuatro de los diez países que más gases de efecto invernadero emiten (datos de 2020). Sin embargo, muchos países de la región no pueden abandonar rápidamente el modelo económico lineal "tomar-hacer-desechar" que maximiza el crecimiento en detrimento del medio ambiente. Algunos también están atrapados en el modelo lineal sólo para obtener ingresos suficientes para el servicio de sus pesadas deudas internacionales.  

La economía circular como camino a seguir

Hay una necesidad urgente de abandonar el actual modelo económico lineal que impulsa las emisiones anualmente.

A pesar de los compromisos mundiales asumidos desde la COP de 2015, los gases de efecto invernadero mundiales han alcanzado un nuevo récord en 2021, repuntando aún más tras los mínimos inducidos por los cierres pandémicos de 2020. Una posible solución radica en adoptar el modelo de economía circular caracterizado por el concepto de las 9 Rs de "Reutilizar, Reusar, Reducir, Rediseñar, Reutilizar, Refabricar, Reparar, Reacondicionar y Reciclar. "

El modelo propone un enfoque sistemático que combina las oportunidades económicas con la búsqueda de mejores resultados medioambientales y sociales. Los gobiernos se están dando cuenta del potencial del marco de la economía circular para fomentar la competitividad y desarrollar cadenas de suministro más resistentes. Las empresas también podrían remodelar sus operaciones para reducir su huella de carbono y, al mismo tiempo, reducir los costes, aumentar los ingresos y gestionar los riesgos relacionados con el clima. Los beneficios del modelo de economía circular también pueden complementarse con la "economía compartida", que se ha visto amplificada por el crecimiento de la economía digital en los últimos años.  

Asociarse para una vía verde

La COP26 identificó cuatro objetivos estratégicos para asegurar el nivel cero global: mitigación, adaptación, financiación y colaboración. En los pilares de mitigación y adaptación se pide a los gobiernos que actualicen sus compromisos determinados a nivel nacional para acelerar la eliminación del carbón, frenar la deforestación, intensificar el cambio a los vehículos eléctricos y aumentar la inversión en energías renovables. 

El embalse de Kulasinghe Moragahakanda, en Sri Lanka, es un proyecto polivalente de hidroelectricidad e irrigación que genera energía a partir del agua de lluvia recogida. Crédito de la foto: J Priyalal

Estos ambiciosos planes deben estar respaldados por una financiación concreta, que se calcula que requiere al menos 100.000 millones de dólares al año. La colaboración entre las instituciones financieras públicas y privadas es esencial para garantizar que las comunidades más vulnerables de todo el mundo puedan acceder a la financiación necesaria para llevar a cabo acciones de mitigación de la crisis climática. Las instituciones financieras internacionales (IFI) tienen un papel crucial a la hora de garantizar que se tengan en cuenta las necesidades de la población y del clima cuando se entreguen paquetes de estímulo para reconstruir las economías tras la pandemia.

Un actor indispensable de las IFI en la región de Asia y el Pacífico es el Banco Asiático de Desarrollo (BAD). 

La Estrategia 2030 del BAsD ha puesto de relieve su compromiso con la lucha contra el cambio climático, el fomento de la resiliencia al clima y a las catástrofes, la mejora de la sostenibilidad medioambiental y la promoción del desarrollo rural y la seguridad alimentaria. Y lo que es más importante, el BAD también se compromete a reforzar la colaboración con la sociedad civil, incluidos los sindicatos, en el diseño y la ejecución de los proyectos apoyados por el BAD. Al mismo tiempo, los sindicatos son vitales para exigir políticas gubernamentales que aborden nuestra crisis climática, incluyendo el apoyo, la promoción y la exigencia de una transición justa hacia una economía descarbonizada en la que ningún trabajador se quede atrás.

La Organización Regional UNI Asia y Pacífico (UNI Apro), con sus 15 años de compromiso, está por lo tanto bien posicionada para asociarse con el BAD para impulsar las conversaciones regionales a través de diálogos sociales de múltiples partes interesadas para estimular los debates sobre las oportunidades de financiación en la economía circular. Y a través de esta asociación, tendríamos una mejor oportunidad de cumplir concretamente los objetivos de cero neto y la visión de lograr una Asia y el Pacífico próspera, inclusiva, resiliente y sostenible.

Nota: Este artículo ha sido adaptado de un documento conceptual elaborado por UNI Apro Finanzas para el Foro de la Sociedad Civil de la 55ª Reunión Anual del BAD. 

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