Sin pago por enfermedad, acceso a EPI o seguridad social, los trabajadores precarizados se enfrentan a una difícil elección: ir a trabajar y potencialmente enfermarse, o quedarse en casa y perder sus trabajos
Como parte de una serie de seminarios web organizados por UNI Jovenes, el departamento de UNI Igualdad de Oportunidades reunió a más de 90 sindicalistas para abordar el tema del trabajo precario. Con presentaciones de la Organización Internacional del Trabajo y otros, los participantes discutieron cómo los sindicatos pueden luchar para proteger a los trabajadores de los impactos del trabajo irregular e inestable. Los participantes salieron del seminario web decididos a no permitir que la crisis de Covid-19 exacerbe una situación ya difícil para aquellos trabajadores que están al límite.
“El trabajo precario tiene una profunda influencia en los trabajadores jóvenes, no solo en sus condiciones de vida, sino también en sus familias y comunidades”, dijo Marta Ochoa, directora de UNI Jovenes. “En todo el mundo, cada vez son más las personas que se encuentran en trabajos precarios y la pandemia mundial está obligando a los trabajadores precarizados a tomar decisiones difíciles todos los días.
“¿Voy a trabajar y corro el riesgo de infectarme? ¿O me protejo a mí y a mi familia, pero pierdo mi trabajo? Como sindicatos, es nuestro deber luchar y proteger a nuestros trabajadores de salarios de pobreza, de contratos de cero horas y de los efectos debilitantes del trabajo precario”.
Para los participantes, la respuesta a los desafíos planteados por la precariedad era clara: sindicalizarse. Unirse o formar un sindicato así como la negociación colectiva son las herramientas más fuertes para luchar contra los aspectos más devastadores del trabajo precario.
Sin embargo, en todo el mundo, el trabajo precario está aumentando. Drew Gardiner, especialista en empleo juvenil de la OIT, dijo que la crisis de Covid-19 serviría para aumentar esta tendencia ya perjudicial para millones de trabajadores alrededor del mundo.
Marimo Tirivanhu, del Sindicato de Trabajadores Aliados de Zimbabwe, dijo a los participantes que una gran proporción de jóvenes trabajadores africanos están trabajando en empleos precarios.
“El 49% de los jóvenes trabajadores africanos viven con menos de $1.25 por día y el 73% con menos de $2. Cuando combinas eso con cero acceso a licencia por enfermedad, inseguridad laboral y falta de pago de salarios, los trabajadores están desesperados por formar sindicatos y ganar reconocimiento ”.
En la región APRO, Prattima Bhatta de UNIPHIN dijo que el trabajo precario es la norma, a pesar del impacto negativo que esta tiene en la salud. “En Tailandia, Indonesia, Vietnam y Filipinas, el 60-75 por ciento de los trabajadores tienen un trabajo precario”, dijo Bhatta. “Mientras que en Sri Lanka, India y Nepal, ese número se eleva a alrededor del 70-90 por ciento”.
Para revertir esta tendencia, los participantes acordaron que los jóvenes sindicalistas deberían centrarse en una cosa: sindicalizar, sindicalizar, sindicalizar. Los trabajadores son más fuertes cuando hacen parte de un sindicato, y la única forma de luchar contra el trabajo precario es a través de sindicatos fuertes y la negociación colectiva.